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Pues aunque ese niño se pierda en la nada, en la oscuridad, donde su nombre quedará ignorado, y aunque no llegue a ver el sol ni a saber nada, al menos habrá tenido más descanso que aquel hombre, el cual podría haber vivido dos mil años y, sin embargo, no disfrutar de sus bienes. Y al fin de cuentas, ¡todos van al mismo lugar!

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